Si bien todos somos seres humanos debemos tener presente que tenemos diferencias que nos hacen ser únicos. Cuando se habla de cambios de comportamientos debemos considerar que tales modificaciones de conducta dependerán de cada persona. Somo seres únicos pero hay una clara distinción entre quién somos y lo qué hacemos.
Cuando hablamos de patrones de comportamiento, tendemos a olvidar que estos fueron aprendidos . Es casi como si fueran parte de nosotros; parte de quienes somos. Aunque son «comportamientos automáticos», gracias a nuestra capacidad de modificar y aprender, tenemos el poder de cambiarlos y dar forma a nuestro estilo de vida saludable.
¿Qué son los hábitos?
Con el tiempo, cada persona desarrolla hábitos, o patrones de comportamiento, para satisfacer sus necesidades. Los patrones de comportamiento son tendencias consistentes y aprendidas que se utilizan para lograr un resultado. Por ejemplo, nuestras rutinas matutinas (cepillarse los dientes, lavarnos la cara, peinarnos) sirven para mantener una higiene básica, tener un aliento fresco, vernos bien ante el espejo y sentirnos cómodos para iniciar el día. Los resultados de la higiene básica, además, nos brindan atención social y una mejor salud, y también nos permiten mantener cierto comportamiento. En general, los hábitos nos ayudan a no tener que pensar en cada pequeña cosa que hacemos. Aunque, si bien los hábitos tienen muchos beneficios a veces también conllevan ciertas dificultades.
No todos los hábitos nos funcionan de manera positiva o se alinean a nuestros objetivos. De hecho, existen los malos hábitos, que se aprenden de la misma manera que los hábitos saludables. Estos pueden ser útiles durante un período de tiempo para consolarnos, ayudarnos a sobrellevar alguna situación, o incluso se pueden aprender y practicar mientras avanzamos hacia el camino de los hábitos saludables. Por ejemplo, dormir menos para poder terminar un trabajo, comer todo lo que hay en el plato cuando vas de invitado, entre otros.
Recuerda que los hábitos no son permanentes. A pesar de los retos que puedas experimentar con algunos de ellos, tienes toda la capacidad de romperlos. Aunque ten en cuenta que se necesita tiempo, perseverancia y confianza en ti mismo/a para aprender nuevos hábitos que te ayuden a reforzar tanto tu salud como calidad de vida.
¿Quieres hacer algunos cambios? ¡Aprendamos sobre la cadena de comportamiento!
La cadena de comportamiento
En pocas palabras, una cadena de comportamiento es una serie de eventos que preceden y proceden a un comportamiento específico (tu «hábito»).
Desencadenante
El desencadenante es ese evento, sentimiento, cosa o momento iniciador que pone en movimiento la cadena. Los desencadenantes pueden ser ambientales, mentales, emocionales, sociales e incluso biológicos.
Cuando se trata de hábitos alimenticios, los desencadenantes comunes incluyen sentirse estresado después de un largo día de trabajo (emocional) o ver una bolsita de golosinas (ambiental).
Pensamiento
Los desencadenantes producen pensamientos que toman una gran variedad de formas. Pueden trabajar en nuestra contra justificando ciertos comportamientos o activando una situación de descontrol.
Un ejemplo común es: «He estado comiendo bien hoy, así que puedo no ir al gimnasio después del trabajo» o «Ya he excedido mi presupuesto de calorías, así que puedo seguir comiendo».
Comprender tus desencadenantes y pensamientos es útil para una mejor comprensión de la raíz de tus hábitos: y del porqué de ciertos comportamientos.
Comportamiento
Los comportamientos son las acciones que tomas (o no tomas), que finalmente se convierten en hábitos.
Si bien algunas acciones se alinean con nuestros objetivos de salud (como comer X porciones de verduras al día), otras no lo hacen (como saltar comidas o esperar hasta que tengas demasiada hambre para comer). Esos comportamientos no son intrínsecamente «malos», pero pueden interferir con el propósito de llevar la vida que queremos o convertirnos en la persona que queremos ser.
Las acciones son inevitables, pero no están predeterminadas. Podemos determinar qué acciones tomamos trabajando con nuestros factores desencadenantes y pensamientos, y considerando cómo el siguiente paso (consecuencia) refuerza o debilita nuestros comportamientos.
Consecuencia
Las consecuencias tienen el poder de reforzar o debilitar los comportamientos.
Por ejemplo, si comes 4 rebanadas de pizza y te sientes físicamente enfermo después, estarás menos inclinado a hacerlo nuevamente. Por otro lado, si sales a caminar durante el almuerzo y te sientes lleno de energía y con mejor concentración durante el resto del día, es más probable que salgas a caminar nuevamente.
Aprender acerca de la cadena de comportamiento es solo el comienzo para comprender cómo podemos avanzar y alinearnos mejor con nuestros objetivos de salud. Si deseas conocer un poco más sobre cómo romper malos hábitos y crear hábitos saludables haz clic.
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